Brujas (I) Otro tipo de Brujas..

Para ver brujas no necesitamos visitar la lejana Tierra De Oz ni darnos una vueltecita por Howarts. Podemos cruzarnos tranquilamente con varias mientras vamos al supermercado, yo creo que todos hemos conocido al menos una. Y no me refiero a las ex novias Psicóticas, a las suegras o ex suegras insoportables. Ni si quiera estoy hablando de nuestra propia madre, que en ciertas ocasiones es la más peligrosa de las brujas. Pero sobre madres, suegras y ex mucho se ha escrito y yo aunque yo planeo realizar un aporte a ese tipo de literatura, hoy hablamos de otro tipo de bruja, de un tipo de mujer que usa su astucia… o sus problemas mentales para hacernos creer que tienen poderes e influye en nuestra vida.

Quedare como un egoísta, pero por suerte esta historia no me ocurrió a mí, sino a uno de mis mejores amigos, teniendo familia en el interior, el muchacho suele pasar sus vacaciones en una provincia cuyana, famosa por sus excelentes vino. Ahí mi amigo enamora a una “inocente” señorita, con obvios fines, a la que luego de venderle una fantasía de amor, conseguido lo que quería y terminado el verano, decide dejar y volverse para Buenos Aires, con intenciones de no volverla a ver.

No soy un experto, pero creo el accionar de mi amigo le cayó para el culo y decidió vengarse. Aprovechándose de que llego a sus oídos que el muchacho estaba pasando por un mal momento anímico, la señorita empezó a llamarlo y decirle que debido a ciertos supuestos poderes que ella tenía, sabía que mi amigo estaba en un mal momento y se encontraba en peligro. Viendo que mi amigo le prestaba atención y no la mandaba a la mismísima mierda sino que incluso, la seguía atendiendo, la chica decidió torturarlo. Lo llamaba cada día para inventarle y asustarlo con presuntos peligros a los cuales se enfrentaría, le hablaba de demonios y otras cosas para nada bonitas, simplemente con la intención de asustar a mi amigo, para poder seguir hablándole y mantener un vinculo, además de disfrutar como el chico sufría.

Por suerte, usando un poco su cerebro y por consejo de sus amigos, el chico de la historia dejo de prestarle atención a los mambos y mentiras de esta… bruja, no por tener poderes, si no por su actitud. La moraleja es que las mujeres no necesitan “magia” para hacernos pasar un mal momento, solo un poco de astucia e intuición femenina Recuerden, no existen, pero que las hay las hay.